EL ÁRBOL DE LA AMISTAD

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No hay luna como la de enero, ni amor como el primero.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Viaje a Mota del Cuervo

VISITA A LOS MOLINOS

Reporteros de 4º

El Colegio Fernández Turégano realizó un viaje a Mota del Cuervo. La salida fue a las 09:00 en la puerta de las cocheras de Bartlolo. ¡Fuimos dos autobuses! Pasamos por San Clemente, Pedroñeras, el Pedernoso… y ya no me acuerdo de más.
Llegamos derechos a los molinos. Al verlos nos pusimos a gritar “¡Los molinos, los molinos! Mª Ángeles nos dio un folleto muy interesante y nos  explicó que a la zona de los molinos le llaman el balcón de la Mancha porque desde allí se ve la llanura. Para atender bien a la explicación nos sentamos en el suelo, tal como ella nos había dicho. Algunos nos pinchamos un poco en el culete, pero tampoco mucho. Por fin íbamos a ver cómo muelen los famosos molinos de Mota del Cuervo.

El molino ¡estaba desnudo!  Menos mal  que los molineros lo vistieron con unas lonas. O sea que tapaban las aspas para que el viento pudiera hacer fuerza. El tejado del molino gira, pero se necesita mucha fuerza para moverlo. Antes se hacía con un burro, tirando del palo de gobierno hasta dejar las aspas frente al viento.

El molinero nos explicó luego la rosa de los vientos y llamaba a cada uno de los doce vientos por su nombre. Tiró un puñado de harina al aire para comprobar que el molino estaba bien colocado.

 También aprovechamos para almorzar, mientras los grupos iban subiendo al molino. Cuando hacía poco aire el molinero se asomaba por la ventana y decía –Federico mueve un poco las aspas.
El molinero nos enseñó las ocho ventanas, por cada una entra un viento diferente. Nos explicó que la rueda Catalina manda la fuerza a la piedra volandera y la piedra solera.  El trigo caía molido a un saco en el piso de abajo.
En la primera planta había una tienda, algunos niños compraron recuerdos, pero no todos.
¡Nos lo pasamos chupiiiiii!
MUSEO DE ALFARERÍA

Fuimos los niños y niñas de Sisante a visitar el museo de la alfarería. Vimos cosas interesantes. La guía nos enseñó el museo. Nos contó que los niños aplastaban el barro con sus pies, las madres hacían los cántaros, luego los cocían en el horno. Los padres los vendía por todos los pueblos. 
 Los procesos son los siguientes: extracción de barro, preparación y elaboración de piezas. Había fotos enormes que enseñaban como se hacían los cántaros. En el museo había orzas, macetas, cantarillas, cántaros de diferentes formas y alturas. También tenían una galera de verdad, cargada hasta arriba. Y entremedias de los cántaros ponían paja para que no se rompieran las piezas de barro.
Al bajar del museo, en el patio, estaba el horno de cocer los cántaros, el último  que queda en Mota del Cuervo. Se llama el horno de la Cruz Verde.
El museo era precioso. Me encantó.




CONCE, LA CANTARERA DE MOTA

Después del museo fuimos  caminando hasta un porche muy grande, allí nos enseñaron cómo se hacen los cántaros. La mujer iba vestida de negro y nos dijo:
-          Me llamo Conce y soy cantarera.
Tenía un gigantesco montón de barro. El barro estaba mojado. Conce se descalzó y pisó el barro. Cogió un trozo y lo puso en una mesa. Iba haciendo rollos con las manos y los colocaba hasta formar el cántaro. La mesa daba vueltas. Luego le puso la boca. Parecía magia, era magnífico. En un momento le puso el asa  ¡Cha cha cha chan… el cántaro listo!
Al final Conce nos dio un trocito de barro. Una niña metió el pie en el barro pero no pasó nada. Ya teníamos hambre. El autobús nos estaba esperando para ir al parque a comer.



LA LAGUNA DE MANJAVACAS

Después de comer y jugar en el parque visitamos en autobús  la laguna de Manjavacas. Primero paramos en el Santuario de Nuestra Señora de Manjavacas. Bajamos a hacer pis y luego ya de camino a la laguna. Menos mal que no había llovido y el autobús pudo pasar por el camino que daba la vuelta a toda  la laguna. El paisaje era precioso. Algunos hicimos un montón de fotos.
Nos alegramos al ver a los flamencos, fue muy divertido porque cada vez que veíamos un flamenco decíamos ¡Halaaaaaaa! Nos lo pasamos fenomenal.
De vuelta a Sisante me dormí porque estábamos  cansadísimos.
Luego leímos en un folleto que la laguna de Manjavacas forma parte de un humedal muy importante declarado por la UNESCO reserva de la biosfera.







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